miércoles, 2 de mayo de 2012

#31. De resaca post-Animalada

No ha sido tal y como llegó pero sí, se ha marchado ya. La Animalada 2012 se ha acabado. La que es "nuestra" fiesta, fruto de lágrimas, sudor y, sobretodo, tiempo, ha pasado.
Dos meses acabados en un día. Un día irrepetible e increible, eso sí.

Nuestra aventura empezó en diciembre más o menos, cuando en una reunión bastante concurrida de clase (ya que nos dieron además la notícia de que se nos prohibía la venta de sudaderas) nos apuntamos en las diferentes comisiones para organizar la fiesta de la facultad.
Entre las siguientes, escogí la marcada en negrita:
  • Comisión de gimkana
  • Comisión de decoración
  • Comisión de "mediodía"
  • Comisión de noche
  • Comisión de vídeo
  • Comisión de Quinto
  • Comisión de Streaptease
 Cada una tenía una función diferente, desde decorar toda la facultad para que durante unos días estuviera irreconocible hasta buscar y luchar por un local a buen precio que quisiera ser el lugar donde la fiesta de noche diera cabida.
Mi comisión, la que me llamó desde el principio la atención, era la encargada de organizar todo el día allí en la facultad, desde la llegada de la gente hasta el concierto del día, vendiendo además las preciadas birras y bocadillos a la hora de comer.

El problema llegó cuando, al empezar este semestre (porque no empezamos a mover hilos hasta pasados los exámenes; no estamos tan locos) los de la Comisión de vídeo hicieron su primera reunión, a la que me apunté para ver qué planes tenían y si podía "colaborar" en algo. Vamos, Y TANTO que podía colaborar. Necesitaban manos, mentes y cámaras. No pude aportar nada fisico, pero he acabado dándole al vídeo lo más incorpóreo que tenemos, el tiempo. Grabaciones, búsquedas de profes, hablar con quinto, montar el vídeo. No he sido la que más ha trabajado, pero tampoco la que menos. Me lo he pasado taaaan bien. Y todo tuvo su debida recompensa.

El día anterior al día D (o A) teníamos previsto hacer un pase del vídeo para probar que todo funcionara bien y que nada iba a fallar. Qué ilusos optimistas fuimos. Ya llevábamos un par de días haciendo intensivos en casa de algunos en Barcelona para poder acabarlo a tiempo. Y ya sabía yo que los subtítulos iban a dar problemas. Estuvieron desde el miércoles hasta el viernes a las 8 intentando colocar las maravillosas transcripciones que habíamos hecho entre todos. Un non-stop. Un no-dormir. Para... nada. Al final, sin subtítulos. Pese a este inconveniente, lo demás fue perfecto.

El día A amaneció rojo (por algo llevaba varios días sintiendo molestias) así que fallé a mi primer compromiso con la fiesta de día. Llegué tarde, y cuándo llegué la mayoría de montaje ya estaba hecho. Al llegar me recibieron histerias de "el vídeo no está" "aún no han llegado" "no hay subtítulos" que empezaron a ponernos nerviosos a todos. Pero ya se sabe que un poco de histeria nunca es mala. El postre sabe mejor si la comida es agria. Y allí estamos. Volví a fallarle a mi comisión al abandonarlos para ver el vídeo. Pero yo ya sabía que no podía perdermelo. Me metí entre la gente que estaba ansiosa por verlo, y me senté en el suelo, algo muy incómodo porque el espacio era mínimo.
Y llegó.

Mis compañeras en esta travesía dieron un paso al frente y empezaron con un discurso sobre lo mucho que nos habíamos currado el vídeo y lo mucho que esperábamos que les gustara. Estaba hecho con cariño para todos los que estaban en la sala. Antes, eso si, debían esperar un poco y ver un powerpoint que había quedado fuera del vídeo porque no encajaba demasiado con nuestro hilo conductor (es un secreto, pero esta es la verdad) pero que era necesario que vieran. Y con él empezaron las primeras risas. Al son de unas treinta y largas razones de "por qué veterinaria" la gente empezó a despertar. Empezaron los vítores y aplausos, las risas, los "ay va!" y sucedáneos. Y yo, desde el suelo, escondida entre los demás, empecé a llorar. Lágrimas se me escaparon por las mejillas. No veía posible que el fin de tantos días perdiendo el tiempo por la facultad llegara. Y que la gente riera.
Tras esto, otra compañera, una de las que llevaba 48 horas non-stop delante del ordenador, fue la encargada de dar la bienvenida a nuestro vídeo. El de la promoción 2008 como director/promotor. Lo tenía merecido. Y tras un "intentamos ponerle subtítulos pero... simplemente no cuajó, lo sentimos" la gente pareció entender que había que intentar mantener el silencio para poder entender parte de los gags.
Y allí estaba. 1 hora y tres cuartos de vídeo. Yo, desde el suelo, en mi privilegiada posición entre los demás, pude comprobar lo mucho que les emocionaba a los que no lo habían visto. Las risas, los "oh", y los "menuda currada". Y al final, tras un discurso que lo que intentaba era remover un poco los sentimientos de los oyentes, la llantera llegó. Creo que me emocioné más que los de quinto. Al ver el final... no pude más.
Y cuando la pantalla se apagó, y la música dejó de sonar, empezó el sonido más maravilloso y reconfortante del mundo. Aplausos. Aplausos, víteres, silbidos. Gritos de alegría. Les había gustado. Le shabíamos emocionado.
No hay palabras para describir ese momento. Increíble. Aunque el trabajo de 2 meses había llegado a su fin, quedaría para la posteridad.


...Continuará...