El verano se acabo y blogger ya no es el que era la última vez que actualicé. En dos días tengo el primer examen de septiembre de mi vida y estoy cagada. ¡Qué ilusa era yo pensando que los de septiembre eran más fáciles de aprobar porque tenías todo el verano para estudiar!
Una semana de estudio, y da gracias. Aunque la intención lleva ahí desde principios de agosto, pero entre una cosa y otra (falta de ordenador, por ejemplo) hasta el día 30 no me puse lo que se dice en serio.
Verano de cambios. ¡Cómo me hubiera gustado disfrutar de esta estación de principio a fin! Nunca más, septiembre, nunca más. El año que viene las pilas a topes para que no vuelva a pasar.
En otro orden de cosas: 1 año. 366 días (bisiesto). De hecho, 395 días, a día de hoy. Y sumando. Y siguiendo. Y perfecto. Y que dure.
Pasos enormes.
Amistades pasadas, que cada vez cuesta más que sean presentes. Sacrificios. Pero no los voy a hacer yo sola, eso ya puede quedar claro.
No puedo escribir más, estoy delante del ordenador, con la tv encendida con la vuelta a España y los apuntes a mi lado en el sofá. Los apuntes me llaman. Hasta pronto.
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